la consecuencia práctica de los planteamientos de Riveros consiste en que es preferible desencadenar una política del terror con el fin de preservar unas ideas blancas intactas. En esa medida, la sociedad colombiana logrará superar el terror en el momento en el que una persona con ideas blancas logre disputar el poder del Estado porque el uribismo no se combate con posiciones, sino con el blanco deslactosado de una política de centro.

Christian Fajardo
Sobre el despotismo de la pulla, Claudia López y Sergio Fajardo
La razón del despotismo de estos opinadores es exactamente la misma razón del despotismo de Claudia López y Sergio Fajardo, es decir, un despotismo de personas sensatas que hacen un llamado a una política sin polarización, una política de los buenos modos que permitiría realizar una política sin violencias, sin populismos, sin promesas incumplidas y sin tomas de postura de mundo, es decir, el sueño de una política sin política.
Lo que encubre el centro político y el centro democrático de Uribe
Unos son ingenuos porque creen que realmente están en el centro (fajardistas, mockusianos). Otros son hábiles porque el centro es el lugar en el que fabrican un mundo de uribistas y no-uribistas.
El cliché de la re-apropiación
Creer que hay un buen dominador de las cosas que es el pueblo, no deja ver que el origen de toda opresión contemporánea radica precisamente en que existen propietarios. La emancipación quizá no consiste en descubrir el verdadero sujeto que debe apoderarse de las cosas que lo rodean.
¿Paz imposible? El voto, la democracia y la paz
Nada sería más catastrófico que pensar que el país está dividido entre quienes quieren la guerra y quienes quieren la paz, cuando, en realidad está dividido entre esa minúscula élite que está empeñada en pactar entre élites y la inmensa mayoría de los ciudadanos del común.
Autoridad, democracia y plebiscito: ¿cómo militar por la paz sin ser santista?
En esa medida habría que oponerse a la paz de Santos. No equiparando santismo y uribismo, sino más bien poniendo de manifiesto que la democracia construida desde el Estado no es más que una oligarquía disfrazada.
¿Es el Estado colombiano un Estado Criminal?
Hasta que no seamos conscientes del poder que tienen los Estados y, más aún, de los funcionarios que hacen parte de ellos y les dan vida, no vamos a poder comprender la magnitud y el calibre de una violencia que se ha desplegado sin temor y sin piedad por todo nuestro país. Tomemos el ejemplo […]
¿Gobierno sin política?
Creo, como muchos otros, que la política es un proceso muy complejo y lleno de aristas que nos permite, de un modo nada fácil, re-inventar el mundo en el que vivimos. Pero reinventar políticamente un mundo no tiene que ver con hacer todo lo posible para que el mundo sea cada vez más maravilloso como asegura Peñalosa.
¿Es posible un Estado democrático? Pensemos en las detenciones masivas a periodistas, estudiantes y defensoras de derechos humanos
La gran mentira del Estado consiste en decir “Soy democrático” cuando se acoge más a lo que dice la ley que al clamor creativo y potente de una comunidad que se mueve y que se moviliza. Imaginemos una comunidad que comprende esta simple, radical y cautivadora apuesta que llevan a cabo estos presos políticos y con ellos una multiplicidad de voces que se unen a su defensa… como esta.
Amenazas e intimidaciones en las universidades públicas
Las amenazas crean un escenario inverso al que pretendían implantar los amenazadores, es decir, crean en nosotras y nosotros la voluntad de acompañar de la forma más fraterna y abierta a quienes sienten la angustia de ser señalados por quienes no han comprendido que un lenguaje que pretende acallar, deja de ser lenguaje, deja de cumplir la labor crítica que tiene todo ser humano.
Los muertos también hacen política
Los repertorios de lucha se repiten una y otra vez. Aunque los personajes, generaciones y problemas son distintos, hay al parecer una pretensión universal en perturbar todo intento por definir un lugar propio a lo que quiere decir política.
Una vez más Semana abre la pregunta ¿Petro es un populista?
Si Petro es un populista al tomar una medida tan disparatada, quizás también lo fue, en su momento, el gran reformador que pretendió dejar a un lado los delirios de grandeza de los ricos y nobles mezclándolos con los indeseados habitantes del campo: el conocido Clístenes.
“Soy capaz” y su incapacidad para pensar la realidad colombiana
Si la paz consiste en pueriles ejercicios mentales a través de mensajes vagos y sin mucho contenido, no creo que dejaremos de ahogarnos en el agua, o más bien, en el fango. Me resulta indecoroso e inaceptable que multimillonarios estén imponiendo sus visiones de paz y sus formas de ver la reconciliación con fines de competencia económica, sin fijarse que la comodidad que ellos tienen en este momento es el reflejo alterado de la pobreza de la muy inmensa mayoría.
¿Qué es la alienación? Lo que significa ser colombiano
La alienación no es sinónimo de estupidez y mucho menos es un concepto que nos permite dividir el mundo entre intelectuales y masas embrutecidas. Es, más bien, una palabra que nos permite comprender que existen situaciones en las que actuamos en contra de nosotros mismos o en contra del lugar en el que habitamos.
¿La restauración del orden? Arte y política en Bogotá
Como en las dictaduras más crudas, las medidas de choque de Santos violentan el lazo íntimo que une a la política con el arte. No meramente negando el papel de arte en la política, sino aniquilando la lógica que hay al interior de una política del arte: que personas, objetos que usualmente no tienen razón alguna para hablar, hablen.
El caso Petro y el Estado de Excepción en Colombia
El Estado colombiano pone en práctica la lógica del estado moderno de la forma más rampante, cruel y fría. Incentiva la creación de paramilitares como medida excepcional para garantizar el orden de la sociedad y así mismo salta por encima del ordenamiento institucional para aniquilar a Gustavo Petro, arrebatándole sus derechos políticos.
Paramilitarismo y Bacrim: sobre el asesinato de Carlos Enrique Ruiz
El recrudecimiento de la violencia quizás obedece a cómo el cuerpo es vuelto añicos. Las vidas de aquellos que no cumplen los criterios para habitar el paraíso dejan de valer y los crímenes de los ejecutores de las sentencias de una sociedad limpia quedan en la impunidad.
¿Qué es la democracia?: una opinión sobre el Procurador Alejandro Ordoñez
El desprecio a la democracia pervive en nuestras instituciones liberales y modernas, sin embargo este odio ha dejado de ser explícito. Ya no se trata de decir que la democracia es de los peores regímenes de gobierno, sino más bien que bajo el nombre de democracia representativa o democracia formal, se deja a un lado un mal irreductible equivalente al crimen. La democracia se convierte, entonces, en el nombre de un crimen, en el nombre de un escenario el cual es temido por nuestros oligarcas.
Una educación y una política a la medida del neoliberalismo
Lo que está en juego en las artimañas intelectuales y políticas de aquellos que presuponen que la educación debe reducir las desigualdades es simple: la construcción de una escena en donde sus actores y actrices temen que se interrumpa el rumbo de una historia previamente escrita, una historia que tiene un fin asegurado en la destrucción total de mundo bajo relaciones cada vez más distanciadas entre el mundo de la vida y el mundo de las cosas.
La pobreza de nuestros oligarcas
Todo intento de parte del gobierno por imponer condicionamientos a todo escenario de interlocución con los actores que están poniendo en entredicho los cimientos del mundo que habitamos, expone una visión oligárquica de la política que presupone que los muchos no tienen la capacidad de reinventar el sentido de lo humano, de la paz y de las relaciones sociales.