Educar en la memoria implica no sólo trabajar con los testimonios de las víctimas, un valioso legado que enrostra nuestra propia historia, sino también aprender a narrarnos como sujetos capaces de reflexionar en torno a nuestras propias trayectorias, a sabernos y reconocernos como ciudadanos que hemos crecido en medio de contextos en los que la violencia ha sido la moneda de cambio en sociedades desiguales y fragmentadas en las que la intolerancia política y social ha marcado buena parte de nuestras subjetividades.

Carta pública dirigida al presidente Iván Duque
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Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito – PNIS

Comunicación para la inclusión y la diversidad: 5 elementos para pensar antes de publicar
Carolina Garzón Díaz
