la evidencia histórica enseña que las legendarias rentas de las clases privilegiadas de los países atrasados no contribuyen en la más mínima medida al crecimiento de las inversiones, sino por el contrario, limitan el desarrollo económico y social. En el siglo XVIII, Adam Smith (1723-1790) enseñaba que para lograr el desarrollo económico de un país “poco o mucho lo que necesita… es la paz, bajos impuestos, igualdad social, una administración y una justicia regulares, y que todo lo demás irá siguiendo el curso natural de las cosas”.

Carta pública dirigida al presidente Iván Duque
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Carolina Garzón Díaz
