Los problemas de legitimación de la paz a los que nos enfrentamos en la actualidad están enraizados en esa proscripción política del pueblo. Eso mismo ocurrió en 1991, porque la Constitución nunca logró realizarse como el gran acuerdo de paz que nos enseñaban en las clases de educación cívica en el colegio. A ese pacto entre el M-19 y los sectores progresistas del bipartidismo le faltó un pueblo, le faltó un conjunto de ciudadanos que irrumpieran en el escenario político para hacer valer sus derechos y asumir sus deberes.

Carta pública dirigida al presidente Iván Duque
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Comunicación para la inclusión y la diversidad: 5 elementos para pensar antes de publicar
Carolina Garzón Díaz
