Tengo esta impresión de que lo que está en juego en las iglesias es una disputa por el sentido común, por el orden simbólico de las cosas. Al contrario de la ciudad, en donde todos nos odiamos con todos, en las iglesias se nos impone un código que cumple el papel de ocultar, legitimar y naturalizar las diferencias sociales.

Carta pública dirigida al presidente Iván Duque
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Comunicación para la inclusión y la diversidad: 5 elementos para pensar antes de publicar
Carolina Garzón Díaz
