A primera vista parece que la cálida Barrancabermeja no tiene mucho que ver con la fría Detroit, pero hay aspectos que sí preocupan por lo similar. El primero de ellos es la dependencia de ciudades enteras con una industria en particular, en una fue la automotriz y en otra es la petrolera. La segunda similitud radica en que ambas industrias han entrado en crisis. La automotriz por la competencia de otros países y la petrolera por el agotamiento de sus reservas globales.
Edición 92
Nombre propio: para detener la violencia femicida
El 19 de octubre pasado tuvo lugar en diferentes ciudades de Argentina la manifestación denominada #NiUnaMenos para exigir “Basta de violencia machista, vivas nos queremos”. Los escasos datos oficiales sobre las formas y procesos de la violencia contra mujeres, travestis, transexuales y transgénero en Argentina expresan el carácter político de la misma, su profunda articulación con formas desigualdad de género persistentes.
Las violencias patriarcales en Argentina: apuntes para la comprensión desde los feminismos
Desde la diversidad de espacios feministas venimos generando acciones, estrategias, alianzas, no siempre alineadas en lo que entendemos por política, no siempre marchando juntas ni bajo la misma bandera, ni con banderas. Más bien nos complementamos cuando se puede, nos interpelamos con cada mujer agredida, violada, asesinada, nos resistimos a aceptar esta realidad como única y posible. Sabemos que la historia de opresiones es larga, pero también lo es la historia de las resistencias, y ahí nos situamos, en alguno de los múltiples campos de batalla por donde este modelo busque callarnos, borrarnos, silenciarnos. Como se escucha en las marchas, “somos un montón”, y tal como aprendimos, del feminismo no hay vuelta atrás.
¿Y el derecho a un orden global justo?
El mundo vive tiempos de convulsión e incertidumbre. El malestar con la globalización parece haberse extendido a los países más ricos. ¿Quién capitalizará el descontento y cuál será el orden global resultante?
¡No contaban con el pueblo! ¡Acuerdo ya!
El Acuerdo de La Habana es políticamente legítimo y jurídicamente viable. El derecho no debería ser obstáculo al clamor de una sociedad que busca refundarse en torno a un ideal de paz y de reconciliación. Si el proceso de paz se estaba saliendo de las manos de los juristas y políticos, el respaldo popular que se está gestando en las calles es un espaldarazo y un llamado a sacarlo adelante.
Significantes vacíos, disputas por el sentido y la “ideología de género”
Si los Acuerdos de paz son el marco a partir del cual se diseñarán una serie de políticas públicas, no se puede aceptar que esas políticas para un nuevo país sean insensibles a la cuestión de género (esa sensibilidad, de hecho, ya opera en varias de las políticas públicas actuales). Es apenas justo, dirán los más sensatos.
El “No” de los Colombianos: El retorno de lo reprimido
Todos vivimos el sueño de una paz negociada. El voto por el “No” nos despertó. Solo queda esperar que ese despertar dure lo suficiente para admitir nuestra realidad. Nuestro pueblo no vota bien, es fácilmente manipulado, desinteresado, cobarde, vengativo y nada solidario.
Plebiscito: problemas de la democracia y el ejercicio de la ciudadanía
Una de las dificultades de pensar la democracia como el ejercicio de la política de aquellos que no tienen título particular para ejercerla, es que aquellos son generalmente designados como pueblo, dicho pueblo, tal como lo pone de presente el reciente plebiscito, es una categoría problemática por su intrínseca heterogeneidad.
Del Acuerdo No Nos Sacan: las pugnas en torno a la memoria histórica y los derechos de las minorías
Bajo la consigna del “Acuerdo no nos sacan” los grupos de mujeres y comunidades LGTBI evocan no sólo sus derechos sino también sus memorias y la legitimad de ellas en clave histórica, reivindicando que en materia de verdad, justicia y reparación se requiere enarbolar la bandera de NUNCA MAS la discriminación de género y de orientación sexual, provenga de donde provenga.
Redefiniendo los adversarios ante los desafíos del posacuerdo
Creo que las FARC, antes o después, terminarán haciendo parte de una amplia coalición de Izquierda, Polo-Progresistas-Verdes. Posiblemente, antes de 12 años, sin la disculpa de la guerra y en un clima de reconciliación, tendremos el primer gobierno de centro-izquierda en nuestro país que permitirá disputar la hegemonía elitista-bicéfala, y finalmente, iniciar el avance decidido hacia la materialización de las reformas democráticas aplazadas por décadas.
Emociones políticas
Nos han politizado las emociones, tanto a nivel cotidiano con un mandato de goce que nos hace ignorar la tragedia de la vida de afuera, como a nivel electoral con un direccionamiento de pasiones históricas que se manifiestan sólo en la demostración de juegos de poder.
¿Y si el pueblo manda y los gobiernos obedecen?
La liberación de la Madre Tierra contrasta con el panorama actual, en donde las demandas del movimiento indígena se discuten en escenarios promovidos por el Gobierno Nacional y en donde las políticas del Estado colombiano pareciesen distraer las agendas propias de las organizaciones indígenas.
¡Acuerdo ya! El fin de la guerra está próximo
No parecen convenientes, ni ágiles, las propuestas bien intencionadas de realizar consultas populares o convocar a un nuevo plebiscito; tampoco buscar la solución en audaces figuras jurídicas que se realicen en el seno del Congreso o en sentencias o autos de la Corte Constitucional. La solución está en las calles y en la movilización popular: el deber jurídico y la responsabilidad política de dar validez al Acuerdo corresponde al Gobierno Nacional y principalmente al Presidente de la República, quien conserva todas las facultades jurídicas que le permiten implementarlo. La decisión es política, tiene un contexto favorable para tomarla y es urgente que lo haga cuanto antes. Debemos exigírselo.
El goce y la mirada del Otro
Esta reflexión fue originalmente presentada en el evento «Jornadas sobre la pregunta en la disyuntiva actual de las sociedad colombiana», organizado por Analítica. Asociación de Psicoanálisis de Bogotá y la Escuela de Estudios en Psicoanálisis y Cultura de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia. En el evento, el público y los invitados discutieron sobre la situación colombiana a partir del cuento «La pregunta» de Stanley Ellin, traducido y publicado en el Archivo Mario Arrubla.
Paz: convicción o responsabilidad
Todos los actores involucrados deben asumir la responsabilidad de llevar el Acuerdo a buen término con la mayor brevedad posible, la renegociación centrada en garantizar valores como la democracia, la justicia, o las instituciones más que facilitar la realización de una paz estable y duradera producirá que los Acuerdos de paz pierdan la poca legitimidad que ya tenían.
La primavera de la paz
Esta es la Primavera de la Paz, tuvieron que transcurrir 14 años, miles de asesinatos y millones de pérdidas económicas y materiales para que entendiéramos como país que la guerra no va más. Ya hemos ganado el nobel (que lo merece es el pueblo colombiano por persistir en la paz), ya hemos ganado la extensión del plazo para el cese bilateral (que debe ser definitivo), ya hemos ganado la mesa con el ELN (que pronto debe arrancar), pero esta primavera no puede parar hasta ganar la más hermosa de todas las batallas: la paz, estable, duradera, real, democrática y completa.