Todos los colombianos, en un ejercicio de autocrítica y de autorreflexión debemos ponernos en la tarea de asumir que nuestras acciones y pensamientos no pueden ser absolutos (sin conexión con nada más que con ellos mismos). Cuando hayamos aprendido eso, es posible que comprendamos que eso que dice el señor X de la señora Y no es un motivo para agredirnos, no es un factor que desencadene falsos argumentos sobre determinados temas como la paz, la migración, la familia, etcétera, que más allá de formar acéfalos trinantes, está destruyendo el ápice de luz que hay para un mañana mejor.
Derecho Penal
Posibilidades y límites del Acuerdo de Paz frente al tema de drogas ilícitas
A pesar de las limitaciones, no sólo en términos de la lucha antidroga sino de otros temas gruesos como la RRI, la importancia de los Acuerdos de La Habana radica en ser una contribución para el desate de la potencia transformadora y la generación de condiciones para que las luchas de una organización social y popular entren en el campo de disputa de estos y otros temas nacionales.
Atacar a los jueces como estrategia (pre)electoral
La administración de justicia será un tema central en la contienda electoral por la Presidencia. Por eso, representantes de la corriente más conservadora de la justicia están ambientando un clima de hostilidad contra la labor judicial. Antes del debate quieren hacer creer a la ciudadanía que el garantismo es un obstáculo para hacer frente a la delincuencia común y que los jueces, en tanto garantes del procedimiento y los derechos, se amangualan con esta delincuencia para favorecerla.
Los retos de vivir en democracia
La democracia no es un punto de llegada, no es un procedimiento, no es una estructura rígida. La democracia no se decreta. Se hace cada día. Es una forma de vivir en sociedad. Es un proceso, un proyecto en permanente construcción que se nutre del debate público y depende fundamentalmente de ello para crecer y mejorar.
“Un delincuente de barrio ante la justicia” C.U.I: 0000-000-0000-00, N.I.:000.000*
No hay alternativa a la privación de la libertad en la prisión. Miyer pasa a ser uno más, uno de los casi 120.000 internos intramurales de Colombia, otro delincuente que entra a llenar esos contenedores de seres humanos infestados de indignidad que se supone serían remediados, en alguna medida, por la nueva ley.
“Una medida de aseguramiento no se le niega a nadie”
Más allá del posible desliz terminológico en la forma en que los medios presentaron la noticia al confundir la captura con la imposición de una medida de aseguramiento (esto partiendo de la buena fe de quien advirtió el peligro que representa esta iniciativa), lo cierto es que esta manifestación pone en evidencia una forma particular de interpretar el papel de la prisión en la sociedad y una noción de seguridad separada de las realidades sociales e institucionales de nuestro contexto y del respeto por los Derechos Humanos.
El derecho penal de los medios de comunicación
Los medios no pueden erigirse como jueces y la sociedad no debe quedarse quieta mientras nos meten la mano en la boca a contarnos los dientes. Derecho penal no es solo prisión y odio.
Justicia penal y restauración ambiental
Necesitamos datos de entidades públicas y privadas sobre temas ambientales. La falta de éstos es un obstáculo para el ejercicio ciudadano de la defensa del ambiente, pues nos obliga a la confianza ciega de que la administración estatal lo está haciendo y de manera óptima.
Llover sobre lo mojado: la demanda de prisión luego de la experiencia de la Ley de Justicia y Paz
En el marco de la justicia transicional, la pena debe cumplir, antes que nada, unos fines restaurativos frente a las víctimas, y otros orientados a la reincorporación a la comunidad. Sin embargo, una lectura de la experiencia de resocialización de los postulados de Justicia y Paz mostró la incapacidad de generar escenarios materiales de restauración y condiciones óptimas para la reconstrucción del tejido social y comunitario con víctimas y comunidades, así como una respuesta inoportuna en términos de tratamiento penitenciario.
Privatizar el castigo: la historia de un ladrón de queso
¿Y si echáramos una mirada al interior de las prisiones de tanto en tanto? ¿Y si reconociéramos que las sociedades desiguales agrupan a la vez que excluyen? ¿Y si reconociéramos la contingencia de ser quienes somos y no ladrones, asesinos o indigentes? Ya lo advertía Dostoievski hace más de un siglo: “las normas de la civilización de un país pueden juzgarse al abrir las puertas de sus prisiones”.