Así las cosas, los asesinatos y agresiones contra lideresas suponen un retroceso en materia de exigibilidad de derechos y en las agendas sobre las que ellas trabajan a nivel territorial, con el agravante de que las defensoras, en muchas ocasiones, posicionan en la agenda pública temas tradicionalmente ignorados, como los derechos de las poblaciones con orientaciones sexuales e identidades de género diversas, los derechos de las mujeres o los derechos ambientales.
Feminismo
¿Es importante que haya una mujer vicepresidente?
Es absolutamente indiferente que tengamos a la primera mujer vicepresidente —como si el sexo de quien gobierna fuera una prenda de garantía para la equidad—. (…) En este caso, le está sirviendo a un sector político ultraconservador, para mostrar su supuesto compromiso con las mujeres, sin necesidad de hacer nada en su favor. En un contexto como este, que haya una mujer en la vicepresidencia, al menos en lo que concierne a nuestros derechos, no representa nada.
Nosotras votamos por Francia Márquez Mina
Tenemos la convicción de que un gobierno alternativo a la hegemonía de poder que ha gobernado a Colombia a lo largo de su vida republicana abriría la posibilidad de activar el tono y actitud intelectual de Francia Márquez Mina: la interrupción de un presente que parece que se cierra sobre nosotras como una condena, para iniciar un nuevo momento político de reparación, de cuestionamiento del modelo de desarrollo y del centralismo racista y expropiador.
Las mujeres y las personas LGBT también nos estamos jugando la paz en estas elecciones
La coyuntura actual se nos presenta, a quienes defendemos los derechos de las mujeres y de las personas LGBT, también compleja. No es suficiente con elegir una candidatura que se comprometa a implementar el Acuerdo de Paz, por más fundamental que esto sea. Se trata de elegir una que comprenda que las discriminaciones que enfrentan cotidianamente las mujeres y las personas LGBT hacen parte también de las desigualdades estructurales que han alimentado el conflicto social y la lógica de la violencia en nuestro país, y que comprenda también, que estas desigualdades se acentúan aún más cuando se trata de mujeres indígenas, afrodescendientes, trans y empobrecidas, dados los altos niveles de estigmatización, racismo y clasismo que persisten en Colombia. En otras palabras, que comprenda que la paz nunca es completa si dejamos que se base en exclusiones.
Cuerpo y política
Aunque cambiar la relación que construimos con nosotras mismas, y entre nosotras sea un asunto imperativo, lo es también generar maneras de cuestionar todo lo que está mal más allá de nosotras y del pequeño círculo que nos rodea.
Por un 8 de marzo para sembrar transformación
Pensar en un 8 de marzo para sembrar transformación, significa construir procesos colectivos de reflexión y resistencia desde los lugares en los que a diario nos encontramos con otras mujeres.
Por una revolución de los cuidados
Para que podamos parar, todas necesitamos de aliados y compañeros que estén dispuestos a asumir las labores y quehaceres de cuidado, necesitamos construir un mundo de cuidadores y cuidadoras.
De la cultura del maltrato a la cultura del buentrato
La palabra maltrato es sustantivo y verbo, por lo tanto se puede conjugar, es decir, existen una serie de acciones que representan y se ejecutan como maltrato. Mientras que la palabra buentrato no existe como tal y tendremos que instituirla.
Del feminismo y otras (r)evoluciones. 8M
La posibilidad de avanzar en las reivindicaciones, en los objetivos, en la cantidad de manifestantes e incluso en lo que expresamos las organizaciones en nuestros comunicados han venido creciendo y hoy, a pesar de que suene irrelevante, podemos hablar sin miedo de FEMINISMOS. En plural, en mayúscula, siendo miles.
Trincheras para defender el privilegio
Resulta muy fácil librarse del ‘problema del feminismo’. Basta con no violar, no golpear, no cercenar el clítoris y aplaudir a la nueva jefa porque el resto son berrinches de mujeres mojigatas, puritanas e ingenuas. Y entonces, quienes le huyen a la reflexión, se acomodan en tres ‘trincheras’: el lenguaje, el arte y la sexualidad
Una academia lenta y sensible
El año nuevo, después del trajín del fin de año, de dar cierre y de correr para acabar, me ha permitido, en la calma de enero, pensar en el año viejo y en las prácticas que quisiera cambiar radicalmente y que han generado malestares en mi cuerpo. En este sentido y siguiendo a Silvia Rivera […]
Sobre Desgracia y la distorsión de la escucha masculina: acoso sexual, amor y violencia encubierta
El acoso no se va a acabar simplemente castigando y señalando en un tribunal. Antes bien, se trata de un arduo trabajo encargado de generar espacios y prácticas de reconocimiento, respeto y cuidado en la vida diaria: videos, charlas, clases, foros, cátedras, posters, películas, artículos, campañas, emisiones televisivas y radiales
Caballero, Perogrullo, la banalidad y la crudeza*
“Proponer un masaje”, “coger una rodilla por debajo de la mesa”, “tratar de dar un beso en la boca sin haber sido invitado”, puede ser algo trivial, cuando no implica un abuso de poder. Pero si el acto es realizado por una persona que aprovecha su posición dominante como jefe, sacerdote, presidente de la república, personaje nacional, productor de una película, profesor de un colegio o de una universidad, o simplemente hombre en una cultura machista, la conducta se convierte en una infamia y en un delito.
El revuelo de una palabra
Lo que se esconde detrás del debate es algo menos fácilmente asible desde la gramática. La mayoría de mujeres nos sentimos incluidas en el plural masculino, y por eso mismo la norma aún no cambia y a muchas mujeres les parece absurda la petición, mientras que la mayoría de los hombres no se sienten incluidos en el plural femenino. Es decir, si se usara solamente el plural femenino para referirme al total de una población compuesta por hombres y mujeres, incluso si las mujeres son mayoría, los hombres se sentirían ofendidos, su hombría se cuestionaría. Ser nombrado en femenino está mal visto y de ahí han salido todas las formas de ridiculizar la orden a la Alcaldía. No se trata entonces de la economía del lenguaje que tantos defienden, se trata de la costumbre.
El lenguaje incluyente: cuestión que no es sólo de género
Queda en evidencia que la preocupación por el lenguaje no es de ninguna manera un asunto menor, y que darle prioridad al lenguaje no opaca ni desdibuja otros elementos de las políticas públicas. Al contrario, la discusión sobre el lenguaje aporta decididamente en esa lucha por avances en la inclusión social y muestra de eso es el debate que la decisión sobre el distrito capital ha generado. Hoy la ciudad está pensando no solo en el lema, sino en cómo es de importante evaluar las políticas sobre mujeres de la Alcaldía Mayor y cómo eso parte incluso de sus acciones comunicativas.
Desastres naturales y posiciones de género
Existe, como se viene señalando, una disposición y organización espacial de los cuerpos. Aquí no solo se dirigen políticas específicas hacia mujeres, sino que la intervención y la explotación de la naturaleza, constituyen una de las formas más violentas por medio de las cuales se reproducen las desigualdades de género y de raza en nuestro país.
Por un amor libertario
Hay que ver el amor libertario como un proyecto, como un horizonte hacia el cual queremos dirigirnos. Aquí sólo señalo algunos apuntes que nos permitan profundizar en el debate sobre cómo es que queremos amar de una manera no enajenante. El amor libertario está por inventarse y para eso hay que reflexionarlo.
Hagamos un escándalo contra las violencias machistas y patriarcales
Las violencias sexuales y de género que como mujeres padecemos no se acaban solas: hagamos escándalos, ojalá muchos, contra las violencias machistas y patriarcales que nos expropian de nuestros cuerpos-territorios. Que ninguna mujer se sienta sola a la hora de hablar de estas violencias,
Violencias, patriarcado y ¿consentimiento?
Consentir, según esta lógica, es no oponerse. La pregunta es: ¿cómo nos debemos oponer? Se supone que tras haber sido robadas, aún más, después de haber sido enseñadas toda la vida a ser sumisas, delicadas, temerosas, de repente debemos actuar como “actuaría un hombre”
25 de noviembre: violencias y resistencias
Así bien, aun cuando el 25 de Noviembre tiene cada vez más ese carácter institucionalizado, y aun cuando los distintos ejes de opresión nos querrían divididas y de una en una, es importante que sigamos gestando prácticas colectivas donde la apuesta por recuperar el espacio común de lo político sea una forma de resistencia que cuestione las violencias, a la vez que proponga transformaciones de fondo desde voces, miradas y experiencias propias, autónomas y creativas.