Es claro que el gobierno de Duque es una mezcla entre el conservadurismo más radical, basado en comunidades estrechas y homogéneas, y el neo-conservadurismo técnico y siempre del lado del capital. Es necesario comprender este proyecto para ver claramente cuáles son los antagonismos que pretende atizar el uribismo, qué grupos sociales representan la verdadera oposición y cuál es el sistema de valores que pretende consolidar la alianza entre conservadurismo-neoconservadurismo.
Uribismo
Homenaje tropical a Lukács en tiempos de la posverdad
Hay algo que no se puede ocultar ni negar de Lukács. Algo que no podrán borrar los nazis, incluso destruyendo todas las estatuas de él: fue un campeón de la causa de los pueblos; fue un valiente guerrero de la libertad y un enemigo mortal del sistema capitalista que nos dejó herramientas para seguir con la tarea de desmontarlo antes de que acabe con la humanidad.
El oportunismo plebiscitario y la paz
Quienes hoy están en deuda con la paz no son las FARC ni es el Gobierno de Santos, sino los partidarios del No al Acuerdo. Su cuestionamiento, con argumentos falaces pero sonoros y escandalosos, a cualquier iniciativa que contribuya a la paz, evidencia que sólo ellos continúan pensando la política bajo el esquema amigo-enemigo; tanto que ni siquiera han tenido la delicadeza de rechazar con el ahínco que los caracteriza la guerra sucia en contra de los líderes sociales, la misma que pelecha en el ambiente de odio y venganza que su discurso contribuye a crear.
Incoherencia moral y consistencia programática de los negacionistas
Los negacionistas siempre se opusieron a la negociación del gobierno de Santos con las FARC, porque consideraron que tras 8 años de confrontación abierta durante Uribe, la guerrilla estaba debilitada y los intereses que representaba el gobierno se habían fortalecido en el campo económico y político. Ya no había que negociar, mejor era continuar con la confrontación abierta, hasta forzar la renuncia de la causa insurgente, sin ceder nada a cambio.
¿Es Álvaro un hablamierda?
La relación de Álvaro con la verdad es problemática. Su discurso es incongruente y ventajoso. Le han dicho mentiroso, embustero y mezquino. Daniel Coronell le dice oportunista e hipócrita. Santiago Gamboa lo acusa de ser el precursor en Colombia de la política de la “post-verdad”. Sin embargo, no todo discurso deshonesto es mentiroso. El discurso deshonesto, sobre todo en política, puede llevarse a cabo mediante mecanismos sutiles de desubicación, manipulación y engaño. Conocerlos será útil para contrarrestarlos.
Uribismo y acuerdo de paz: propuestas para perpetuar la impunidad y la iniquidad
Las propuestas contenidas en el documento presentado por el uribismo se pueden dividir en tres tipos: unas inocuas, dado que ya están dentro de los Acuerdos; otras aceptables, pues mejoran en cierto sentido el Acuerdo; y otras que rompen de tajo el acuerdo alcanzado, no sólo porque desconocen el contexto y la correlación de fuerzas en una negociación que lleva más de cinco años, sino porque son violatorias de los derechos de las víctimas.
¿De verdad hay razones para votar “No”?
Cuando los uribistas afirman que el Acuerdo conduce al ascenso inmediato de las Farc al poder, gracias a los recursos políticos (curules) y comunicativos que tendrán las Farc, nos dicen por debajo de cuerda que no hay nadie en sus filas que tenga la capacidad intelectual y política para detenerlos democráticamente o vencerlos en debate. En esto hay que conceder que al menos hacen un diagnóstico honesto –aunque inconsciente- de sus propias capacidades.
El Uribismo y su doble moral: del favorecimiento a la impunidad de las AUC a la “resistencia civil” contra el proceso con las FARC-EP
El uribismo fue reiterativo en impulsar distintos proyectos de ley que desconocían los derechos de las víctimas y otorgaban amplios beneficios a los grupos paramilitares. La normativa finalmente aprobada incluía muchas de estas medidas, por lo que la Corte Constitucional debió declarar inconstitucional varias de éstas y condicionar otras más. Es, entonces, moralmente reprochable que esta fuerza política utilice el discurso de los derechos humanos para oponerse al proceso de paz, cuando en su momento fue clara la voluntad de desconocerlos en el caso de las víctimas de los grupos paramilitares.
Para estar en contra de la paz
En la medida en que el paramilitarismo y la ultraderecha siguen (desafortunadamente) siendo un actor importante en el país, la recolección de firmas debería preocuparnos más de lo que creemos. Por eso el apoyo al proceso de paz –uno crítico y propositivo, en aras de un modelo de paz distinto– debe pensar también, prontamente, qué hacer con el gran disparate de un movimiento en contra de la paz.
Autoridad, democracia y plebiscito: ¿cómo militar por la paz sin ser santista?
En esa medida habría que oponerse a la paz de Santos. No equiparando santismo y uribismo, sino más bien poniendo de manifiesto que la democracia construida desde el Estado no es más que una oligarquía disfrazada.
La impostura de la “resistencia civil” uribista
En la Colombia contemporánea, la resistencia civil es la que ensayan y ensayaron las comunidades barriales de las ciudades, los campesinos de pueblos y veredas del país proverbialmente olvidados por los gobiernos bipartidistas, las comunidades afro-descendientes del Pacífico y los pueblos indígenas del Cauca, contra la guerra y los efectos perversos de exclusión y de pobreza propios del modelo neoliberal extractivista y reprimarizador.
¿Que no estamos cansados de la guerra?
Sí hay un cansancio generalizado de la guerra, no hay duda de ello, pero es un cansancio activo y re-configurador porque la población civil, por fin después de tantos años, ha podido vislumbrar nuevas posibilidades de vivir fuera de la guerra y fuera del conflicto.
Santiago, mi hermano
No es que desconozcamos que la Fiscalía tiene suficientes problemas en materia de corrupción y en la forma en que se relacionan con la vida política del país, ni tampoco que Montealegre haya logrado articular esos problemas de una manera muy peculiar. Se trata de que Uribe y sus hermanos menores han querido siempre hacer política por encima de la ley y que conseguir impunidad para tal práctica es más fácil cuando se es gobierno y más enredado cuando se es “oposición”.
La universidad como botín
Urge una reforma que dé más protagonismo a los académicos que a los políticos en la dirección y manejo presupuestal de las universidades públicas, que recorte la injerencia de los apetitos burocráticos y que devuelva la discusión a las necesidades académicas y de desarrollo científico de las regiones y del país.
Bogotá debe “recomponer el rumbo”
El actual momento nos insta a pensar, más allá de la figura de Petro, en una propuesta política que condense la profundización de los avances logrados durante los últimos diez años en la ciudad, radicalizando la lucha contra las dinámicas expoliadoras del neoliberalismo.
La convención de Uribe Centro Democrático
El fenómeno Uribe es una contradicción: lo que lo fortalece lo hace también débil y vulnerable. Si los huevitos son vacíos, cualquiera puede identificarse con ellos dándole su propio contenido e interpretación. Pero quienes encuban los “huevitos” pueden tener riñas e intereses contrapuestos, como sucede ahora en el Uribe Centro Democrático.
Lo que representa el uribismo
Lo que evidencia la manera en que el uribismo se ha construido y la manera en que ha ejercido el poder es la conformación de una coalición oportunista, que supo aprovechar la desilusión del país frente al fracaso de los diálogos de paz del Caguán para instalarse en el poder a través de la propuesta guerrerista de un caudillo emergente.